Sin querer, me estoy dando cuenta de lo grises que podemos llegar a ser. Miro hacia un lado, miro hacia el otro y sólo veo personas oscuras que intentan
fagocitar a todo aquel que vive en el epicentro del color. Y en el fondo, no es más que otra muestra de la envidia que provoca la gente que "sabe vivir", la salida a flote del deseo de ser como esas personas; la impotencia de sentir que la nuestra es una vida común...
Son como esas polillas nocturnas que se sienten atraídas por la luz; revolotean sin parar a su alrededor, pero son incapaces de vivir en ella.
Y como medio de defensa, ante un ataque inexistente, (simplemente se defienden de ellos mismos) utilizan el recurso fácil -pero dañino- de la crítica destructiva, la calumnia y el desprestigio, adentrándose cada vez un poco más, en la oscuridad que los envuelve y de la que pretenden huir en vano.