martes, 29 de abril de 2008

Deudas

Sí, todos tenemos deudas que no son necesariamente de tipo material. Yo tengo una desde hace tiempo, y esa deuda moral que contraje contigo no me permite estar tranquila conmigo misma (pero sé que llegará el momento en que pueda saldarla). Siento que mi forma de ser, ésa que tantas veces hace que me aisle y ni siquiera haga algo tan simple como teclear un número de teléfono, ha marcado para siempre una parte de mi vida. No he estado cuando tenía que estar, viviendo en la más absoluta de las ignorancias. Y siempre que estoy contigo, escuchándote, te miro a los ojos y miro un poco más allá viéndome en otro sitio, en el equivocado; en el que no debí estar nunca porque no tengo excusa posible.

El hecho de dar por supuesto que las personas a las que aprecio y quiero saben que pueden contar conmigo cuando lo necesiten es un error. Yo sé que pueden hacerlo, pero ¿ellas lo saben? Si tú no lo expresas de alguna forma, ¿es fácil adivinar tal cosa?. Quizás sea imposible.

No estuve un día, cuando más lo necesitabas y no me gusta la sensación que eso provoca en mí. Pero es algo que ya no puedo remediar. Sin embargo, a pesar de todo lo ocurrido, siento que nos ha unido más -aunque nunca hayamos estado alejadas-, siento que existe una conexión más profunda. La experiencia vivida te ha transformado...o no, puede que ésa no sea la palabra; creo que lo que ha hecho es que emergiera en ti lo que llevabas dentro escondido, lo que tenías dormido; ha conseguido que la vida con su dureza, con ese castigo inflingido de forma inesperada, destapara el tarro de tus esencias. Como tú dices: "todo ocurre por algo" y quizás, sólo quizás...el motivo de tanta prueba haya sido dejar aflorar lo más puro, fino y acendrado que existía dentro de ti.

jueves, 24 de abril de 2008

Tu dolor

Mi anterior post era para ti, Soledad y hoy, después de haber pasado parte del trago amargo que te ha tocado llevarte a la garganta, mis reflexiones se centran en el dolor. Y en realidad, ¿existe más soledad que la del dolor? No importa el tipo de dolor, si es el del alma o es el del cuerpo. En realidad creo que los dos están íntimamente unidos. El dolor moral, desemboca -tarde o temprano- en nuestros frágiles cuerpos. Y sin embargo, el dolor que hoy te invade es puramente corpóreo; es ese dolor personal, que no se puede transferir; ese dolor que nadie puede soportar por ti, por mucho que los que te rodeamos queramos ocupar tu lugar para, entre todos, hacerlo más soportable.

La realidad es que tu dolor, sólo puedes superarlo tú, sólo tú puedes vencerlo con tu fuerza...esa que tienes, que siempre has tenido y que ha moldeado tu identidad convirtiéndote en la persona que eres. Hoy tu fuerza mental influirá de forma decisiva en ti y va a poder con la debilidad física que durante años ha ido en tu busca y que tú, con gran entereza y ofreciéndonos a todos la mejor de tus sonrisas, el mayor de los optimismos, minimizando todo para no hacer sufrir a los demás, has soportado de forma estoica. Uno no debe rendirse al dolor, tú jamás lo has hecho y en esta dura batalla que has comenzado a librar, no va a poder contigo. Dicen que el dolor tiene un umbral más allá del cuál no se puede sufrir más. Demuestra lo alto que está tu umbral y resiste. Es duro, pero pasajero; escaparás de él antes de lo que crees. Igual que ha llegado, desaparecerá.

lunes, 21 de abril de 2008

Para ti, Soledad

Existe gente que se pasa años esperando poder tener un hijo. Se somete a las pruebas de fertilidad más duras y ve como sus sueños se desvanecen una y otra vez porque no logran lo ansiado. En cambio, un día, cuando la presión desaparece y ya dan todo por perdido, el destino -que es caprichoso-, les concede, sin esperarlo lo que una vez tanto buscaban convirtiéndose en su tesoro más preciado, situándolo por encima de uno mismo. Dejas de ser un poco tú, para convertirte en cuidador y "conseguidor" de sueños de esa persona que acaba de llegar.

Otros, en cambio, traen al mundo su descendencia como quien va al cine o desayuna cada día. Supongo que no se plantean demasiado la responsabilidad que suponen los vástagos y una vez que estos ven la luz, pretenden vivir la vida como si no existiesen; quizás porque no la habían vivido antes o porque viven una vida que en realidad nunca habían pensado que fuese así. Lo que en un principio fue una liberación los convierte en esclavos de sí mismos y de una vida que no quieren tener. Simplemente se han dejado llevar por lo establecido en la sociedad como "lo que hay que hacer".

De este modo, llega el desencanto, el ver la realidad...que no es un cuento de hadas o que no es como jugar a las casitas en la infancia. Que la casa es de verdad y no puedes cerrarla sin más para correr a los brazos de mamá, que los cacharritos son pucheros de verdad y que quien espera la comida preparada no es un muñeco del que puedes olvidarte dos días seguidos sin que por eso pase nada.

Es entonces, cuando caen en la cuenta del error en el que viven, cuando deciden que lo que debe prevalecer sobre todo lo demás, es su individualidad y se rebelan -aunque sea tarde-, porque la revolución personal deberían haberla llevado a cabo cuando se dejaron llevar por las normas establecidas. Y es así como huyen de todo lo que les ahoga y corren a casa de mamá otra vez (como cuando eran niños) o hacia ninguna parte; olvidándose de sus propios hijos.

Y existen los que no tienen poder de elección, porque ni siquiera pueden plantearse el hecho de tener hijos propios; aún sabiendo que poseen todo lo que se requiere para poder educarlos porque el destino, una vez más, mueve ficha y decide arrancar las entrañas que acunarían la vida.

Por ti, que siempre has creído en mí, incluso en los momentos en los que ni siquiera yo creía en mí misma, por que todo salga bien y por que éste sea el comienzo...

domingo, 20 de abril de 2008

La imagen perfecta

A veces, algunas veces, se hacen buenos anuncios publicitarios. Éste me parece realmente bueno, pero quizás sólo me lo parezca a mí.

Más fotografías


Esta vez acuáticas, de una joven fotógrafa llamada Zena Holloway.

sábado, 19 de abril de 2008

Es por ti

Preciosa, sin más.

Esencias

(Ladakk, India Jigme y Sanam)
Hoy me ha dado por las fotografías. Espero que te guste este fotógrafo que acabo de descubrir y que me ha recordado a algunas de tus fotos. Así que va por ti. El autor se llama Phil Borges y su trabajo está enfocado en plasmar retratos de etnias o culturas en peligro de desaparecer.
Más que fotografíar cuerpos, parece que fotografía esencias. Me ha encantado.

viernes, 18 de abril de 2008

Deseo, peligro

Como me es imposible colgar esta escena de otro modo (youtube no me lo permite), recurro a la forma de siempre. Espero que pinchando en el vínculo se vea (sólo hay que entrar y pinchar en confirmar). Como dije, puede parecer una escena llena de violencia, sin embargo a mí me parece hermosa...la película una pequeña joya.
http://es.youtube.com/watch?v=OLwPMj_lSPU&feature=related

jueves, 10 de abril de 2008

Nubes

No sé si el resto de la gente se para alguna vez y levanta su vista hacia las nubes. ¿Quizás sea posible que sólo los niños sean los dueños de esa patente?. Porque ¿quién en su infancia, echado sobre la hierba una tarde de verano, no ha jugado con sus amigos a imaginar miles de formas para las nubes que tienen sobre ellos? Yo lo he hecho cientos de veces y he de confesar que no se limita a mi infancia.
Las nubes me atraen. Siento debilidad por ellas. Me gustan las nubes "algodonadas" de primavera; esas que siempre comparé con un edredón de plumas que mis padres trajeron de Francia y sobre el que me dejaba caer cuando era pequeña. Era lo más parecido a estar en una nube(al menos así lo imaginaba yo)...ahuecarlo bien, que estuviese bien mullido y lanzarme sobre él sintiendo cómo las plumas se reunían todas a los lados de mi cuerpo.
Me gustan las nubes que son el precedente de una tormenta en el calor estival. Me gustan las de otoño; no hay nada como una tarde fría de otoño con el sol apagándose y las nubes abriéndose paso. Me apasionan las nubes de las tardes grises de invierno que se acumulan poco a poco en el cielo, formando una cortina tupida, presagiando esos primeros copos de nieve que caen lentamente envueltos en un silencio difícil de describir. Me gustan las nubes rojas de las puestas de sol que se ven en el horizonte sobre las montañas, mientras conduzco de regreso a casa.
Me gustan las nubes, simplemente. ¿Qué más puedo decir?




miércoles, 9 de abril de 2008

Aromas

Estamos tan pendientes de lo que recibimos a través de la vista, que con frecuencia nos olvidamos del resto de sentidos. Comemos con los ojos, bebemos con los ojos, incluso olemos con los ojos. Sí, olemos con ellos porque si el continente es bonito, agradable a la vista, damos por supuesto que su aroma no puede ser menos. Pero si pruebas simplemente a cerrar los ojos y dejarnos llevar por un aroma, podemos hasta paladearlo. Todos los demás sentidos se agudizan cuando nos vemos privados de uno de ellos.
Siento especial sensibilidad olfativa. Me resulta fácil retener olores e identificarlos, es más, me gusta "olfatear". Puede sonar raro, pero es así. Los aromas se cuelan sin dificultad en mi nariz y enraizan. Quizás el hecho de que el olfato sea el sentido más fuerte que posee el ser humano al nacer puesto que es así como somos capaces de reconocer a nuestra madre (u otra figura de apego), haya contribuido a que, para mí, el poder disfrutar de un buen aroma sea prioritario. Aunque reconozco los inconvenientes. Del mismo modo que mis pituitarias reconocen con facilidad lo bueno, interiorizan con extremada rapidez (más de la deseada) todo aquello que apesta. No soporto el olor a sudor marchito que invade las habitaciones de ciertos lugares o el olor a una piel que no se lava unida a la ropa que ha seguido el mismo camino a lo largo del tiempo y se te pone delante en la cola del supermercado; se torna tan insoportable que no puedo resistirlo, hasta el punto de provocarme vómitos. ¿Exagerada? No, simplemente, extremadamente sensible a los olores.

Pero mi cerebro conserva intacto el aroma a las tostadas que mi madre se preparaba cada mañana cuando yo era niña o ese olor a "torreznos" que mi padre y yo compartíamos las mañanas de los domingos. Hoy me suena a sacrilegio, yo que no como carne; pero jamás olvidaré el placer del olor a ese tocino frito junto con el deleite de saborearlo. Un domingo sin torreznos para desayunar, no era domingo.
¿Cómo olvidar el olor a las galletas de mantequilla que mi madre, con mi ayuda, horneaba en la cocina de carbón? Sería imposible olvidarme del olor de la leche condensada que mi hermano me dejaba probar y que acto seguido absorbía de el tubo sin dejar una sola gota mientras yo lo observaba atónita porque me parecía magia. El olor a bizcocho de nata que también mi madre hacía después de guardar durante días la nata de la leche y que se empecinaba en esconder si se iba a algún lado porque con sólo olfatear, mi hermano lo encontraba allá donde lo guardase. Creo que se convirtió en un juego entre ellos dos.

El olor a leche recién ordeñada que mi vecina nos vendía y que me encantaba ver cómo sacaba con unos medidores metálicos de una enorme cacerola que tenía sobre la mesa, poniéndola en la lechera, mientras yo la miraba embobada deseando poder meter mis manos en ese inmenso lago blanco.

Recuerdo perfectamente a qué olía mi abuela, ella que me tejía los calcetines para el invierno y que me peinaba despacio el pelo mojado cuando íbamos a su casa. Ella poseía un olor peculiar, difícil de describir...ese olor a lucha, sufrimiento y trabajo que la envolvía en un aroma mezcla entre el agrio de los quesos o la cuajada que siempre nos tenía guardada, y el dulce penetrante de maderas de oriente.
Esos aromas son los que me rodeaban y son los que conservo...ojalá pudiese recuperar alguno de ellos.

martes, 8 de abril de 2008

Deseo

El alma está en el cerebro. Radiografía de la máquina de pensar. Eduard Punset. Depósito Legal: M-172-2007. Tercera Edición: 12/2006. ISBN:84-03-09737-9.
"El deseo nos saca de nosotros mismos, nos desubica, nos dispara y proyecta, nos vuelve excesivos, hace que vivamos en la improvisación, el desorden y el capricho, máximas expresiones de la libertad llevada al paroxismo. El deseo reivindica la vida, el placer, la autorrealización, la libertad. Unos planifican su vida, mientras que otros la viven al ritmo que les marca el deseo. El deseo de vivir y de hacerlo a su manera. Por eso sus autobiografías son más descriptivas que explicativas, pues sus vidas no tanto se deben a los resultados u objetivos cumplidos, sino al sentido inherente al mismo proceso de vivir. Y este proceso, de uno u otro modo, lo establece siempre el deseo. Si bien el deseo rebosa incertidumbre acerca del itinerario, a muchas personas les garantiza la seguridad en cuanto a los pasos dados. Bien entendido que el deseo no es una voz oscura, confusa y estúpida, sino que - en una persona madura - es luminosa, clara e inteligente. Las emociones están en la base de los deseos y de la inteligencia se dice que es emocional. Visto de este modo, el deseo se convierte en el portavoz de uno mismo".

¿Puede alguien definirlo mejor? Pero ¿hacia dónde se dirigen los deseos no saciados? ¿Dónde se esconden? Si reprimimos lo que deseamos, por educación, por convencionalismos, porque no es "políticamente correcto", porque no se esperan que ciertos deseos afloren en nosotros o porque resulta complicado identificar a esa persona con esos deseos, lo que provoca la moderación, la templanza, el contener lo que realmente quieres y necesitas que salga de ti, ¿no estamos dañando, no sólo nuestra salud mental, sino también nuestro cuerpo físico?
Quizás, si dejásemos que lo que realmente deseamos saliese al exterior, tendríamos la recompensa de más instantes de felicidad o simplemente, momentos felices de los que carecemos. ¿Quién sabe?

domingo, 6 de abril de 2008

viernes, 4 de abril de 2008

George Eliot. "El velo alzado". 1859.

Bertha, ¿ cómo puedes querer a Alfred?.
Se me quedó mirando sorprendida durante un instante, pero muy pronto recuperó su leve sonrisa para responderme con acento sarcástico:
-¿Qué te hace suponer que lo quiero?
-¿Cómo me preguntas eso?
-!Vaya!, ¿tu experiencia te hace creer que debo amar al hombre con quien voy a casarme?, eso sería lo más desagradable del mundo, me pelearía con él, tendría celos, llevaríamos nuestro ménage sin ninguna educación. Un poco de contenido desprecio contribuye a dar elegancia a la vida.
-Bertha, ésos no son de verdad tus sentimientos, ¿por qué te encanta tratar de engañarme inventando frases tan cínicas?.
-Nunca me tomo la molestia de inventar nada para engañarte, mi pequeño Tasso, la manera más sencilla de engañar a un poeta es decirle la verdad.

miércoles, 2 de abril de 2008

Sibaritismo

A todos nos gusta lo bueno, sería una verdadera estupidez negarlo; pero ayer me quedé atónita escuchando las noticias en televisión. Una empresa catalana, concretamente afincada en Lérida, produce las llamadas "Cereza Cherry Glamour", una variedad que se recoge cuando no hay cerezas en ninguna otra parte del mundo. Y claro, con estas credenciales, no es complicado imaginarse el precio. Una simple cereza puede alcanzar los dos euros y el kg puede llegar a los 180. Pero la cuestión es que venden toda su producción; por lo visto, las llamadas "celebrities" hacen cola para no quedarse sin ellas.
Y yo me pregunto, ¿adónde vamos a llegar? ¿Cómo una persona, por mucho dinero que posea, no se siente avergonzado comprándose alimentos de ese tipo cuando la mitad del planeta pasa hambre o apenas sobrevive con un euro al día?
La deshumanización es la gran plaga de nuestro siglo.