lunes, 22 de diciembre de 2008

Confidencias a media noche

Una deliciosa noche de confidencias y música de fondo...inolvidable.

Lágrimas ¿de verdad?

Son muchas las ocasiones en las que resulta complicado, por no decir imposible, contener las lágrimas. Brotan sin que seamos capaces de detenerlas y cuantos más esfuerzos hacemos por evitar que salgan, con más ansia manan.
Hay lágrimas repletas de tristeza y las hay inundadas de felicidad; sin embargo, las que hoy quisiera mencionar son las fingidas.

Porque existen personas que hacen de sus llantos un arma que no dudan en utilizar cuando lo creen más conveniente. Son lo que yo llamo "los actores del sollozo" y son tan buenos actuando, que sólo puedes ver en ellos lágrimas de sinceridad cuando en realidad, detrás, no hay más que una gran mentira. Hacen de la lástima su abanderada sabiendo que la persona que tienen frente a ellos no se puede resistir a los "cristalitos envenenados" que salen de sus ojos.

Y sí, provocan mi lástima más profunda, pero no por el llanto en sí, sino por la tristeza que me produce pensar que se creen sus lágrimas sin darse cuenta de que, al final, es a ellos mismos a los que están mintiendo.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Palabras

Las letras se enlazan unas con otras e inician una combinación de giros y movimientos que dan lugar a una danza de palabras que nos envuelven.
El baile puede herirte en lo más profundo y a pesar de nuestros intentos por deshacernos de él, de esquivarlo, consigue atraparnos erigiéndose en el tirano de nuestros tímpanos.
Pero también existe esa danza de palabras que ansías que se apodere de ti.
Imaginas una y otra vez cómo será el momento en que tus oídos se vean colmados con esos sonidos deseados y ese momento llega...te encuentra, tú lo recibes y la danza de palabras, con la que un día soñaste, se "apodera" de ti conduciéndote al éxtasis de los sentidos.



jueves, 11 de diciembre de 2008

Ya están aquí otra vez...

Sí, ya están de nuevo aquí las dichosas navidades.
No tengo mucha consciencia de cuándo empecé a "no soportarlas", pero lo cierto es que cada año es peor.
No recuerdo ninguna de forma especial porque ninguna lo fue...sólo unas vacaciones más, siempre deseadas; de niña porque adoraba la nieve y los días se concentraban en construir nuestros propios iglús y los toboganes por los que nos deslizábamos sobre las montañas de nieve acumulada...y ahora, de mujer adulta, porque son unos días de descanso donde añoro a esa niña con la nariz roja y las manos heladas que se resistía a entrar en casa.

Sólo recuerdo unas fiestas (una noche vieja) que han marcado mi incipiente superstición. Éramos 13 a la mesa; a pesar de hacer todo lo posible para "deshacer" ese número, mis intentos fueron en vano. Esa noche fue la última en la que mi tía cenó con todos nosotros.
Así que mis "dichosas fiestas" se han convertido en una guerra contra los trece comensales y el intentar evitar que las reuniones se hagan en mi casa, cosa que no he conseguido -pero todo es posible en Navidad, no?- (eso dicen).

lunes, 8 de diciembre de 2008

Dejarlo todo

Muchas veces me he preguntado si sería capaz de dejarlo todo por otra persona; mi trabajo, mis amigos, el lugar en el que vivo... y han sido tan pocas las veces en las que he podido contestarme...sin embargo, la respuesta siempre era un "no" rotundo. Pero, ¿qué es lo realmente importante en la vida de una persona?
Todos tenemos nuestras prioridades, pero nos damos cuenta de que, aún pretendiendo ser diferentes, en realidad no lo somos tanto unos de otros. En el fondo somos muy parecidos y sencillamente (o no tanto) deseamos lo mismo: querer y ser queridos.

Entonces, ¿por qué nos complicamos tanto? Si aparece esa persona por la que serías capaz de adentrarte en los lugares más inhóspitos, ¿qué nos detiene? ¿qué nos impide hacer el camino juntos?

¿Alguien lo sabe?