-"¡Déjame soñar, es lo único que tengo!", repetía una y otra vez.
Sin embargo, estaba equivocado. No se posee lo que no se puede alcanzar.
Sin embargo, estaba equivocado. No se posee lo que no se puede alcanzar.
Y el sueño deja de ser sueño y se convierte en frustración.
-"¡No dejes que sueñe nunca más!", gritaba mientras encerraba sus fantasías.
-"¡No dejes que sueñe nunca más!", gritaba mientras encerraba sus fantasías.
Pero ¿realmente podemos confinar todo aquello con lo que soñamos?