Creo que nunca he puesto por escrito que odio la Navidad. Pues bien...¡la odio!Quizás la palabra "odio" sea un poco rotunda, pero lo cierto es que no me gusta. No me gustan ni Papá Noel, ni Santa Claus (que nunca he sabido muy bien si son el mismo y cuál es la diferencia), no me gusta tener que estar tres horas en la cola del supermercado para pagar 4 míseros yogures, esperando detrás de carros repletos de cosas inútiles e innecesarias; como por ejemplo esa bicicleta estática, último modelo, instrumento prioritario a la hora de llevar a cabo los buenos propósitos que siempre empiezan el día uno, y que el día 10 aparece cubierta de ropa porque su nuevo uso es el de galán de noche. Tampoco me gusta la cena de noche vieja. La suprimiría de un plumazo. Tener que soportar a mis "primitas", es mucho más de lo que una persona (considerada extraña) puede soportar. Con sus novios maravillosos, sus trabajos fantásticos, su vida sin igual, intentando restregarte por la cara que son únicas y que todos los demás estamos en un peldaño inferior. Cenar con las "vip" hace que yo parezca mucho más "rara" y saca a flote mi famoso mal carácter. Vamos, que el colofón de las "adoradas" fiestas navideñas es rodearte de los "seres queridos"...así que, ¿Navidades? ¡¡¡NO GRACIAS!!!
