
Supongo que existen dos tipos de envidia; una, es en una falta grave cuando nos molesta, nos desagrada, hace que sintamos ira antes los bienes materiales que otro ha logrado. Hasta tal punto que deseamos verlos privados de todo aquello de que de forma legítima han conseguido, pero que nosotros cegados en nuestro inmenso egoísmo además de dominados por la ya citada envidia, deseamos que no los hubiesen adquirido jamás. Pero si algo tengo claro, es que quien siente este tipo de envidia, es en el fondo un tipo aquejado de una frustración congénita que le carcome. La envidia es por tanto, tan antigua como la propia humanidad y en cierto modo, destructiva. Quizás forma parte del ser humano desde que éste es concebido, quizás sea uno de nuestros instintos más profundos. Pero existe otro tipo de envidia, esa que tiene que ver con el deseo de poseer capacidades para los que no estamos dotados, bien esa la pintura, la escritura...es decir, todo lo que tiene que ver con aquello que alimenta nuestro espíritu. Pero la pregunta es, ¿pueden considerarse envidia estos sentimientos?
Alguien va a disfrutar de esa deliciosa bañera. Yo quiero ser quien la disfrute. ¿Es envidia?
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