martes, 13 de mayo de 2008

Hace sólo unos meses, las tinieblas acechaban de nuevo mi mente. Esas tinieblas que se empeñan en venir a enredarse en mi alma y tengo que luchar con fuerza para desenmarañarlas y lograr que se diluyan….esta vez disolverlas ha sido más fácil gracias a un sentimiento callado, que no por callado es más débil.
Callar no significa reprimir. Y yo no reprimo lo que siento, lo grito cada segundo de mi vida, en un grito interno que me acompaña de forma incesante…
Mi interior es una ebullición permanente de júbilo y gritos, una algarabía que me reporta un placer intenso…sólo comparable al placer que me provocan ciertos sonidos o simplemente evocar determinados recuerdos.

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