Me gustaría tanto dejar de pensar, aunque sólo fuese por un día. Liberarme del peso que me produce darle vueltas y vueltas a los pensamientos que envuelven mi cabeza...pero es imposible no pensar en nada. Poner la mente en blanco es una utopía. Hasta el más mínimo detalle provoca en mí el pensamiento martilleante de forma irremediable.Puede que me escude en el pensamiento para ignorar o apartar lo que realmente deseo. Pero, ¿y qué deseo? Quizás sea verdad e ignore lo que yo deseo para cumplir los sueños de otros.
Pero quizás lo peor es cuando existen personas que sienten verdadera adicción por el otro, porque esté bien...poniendo en juego su salud mental y por ende, la física.
¿Dejemos de pensar en el otro y pensemos en nosotros mismos?¿Es ésa la solución?¿Nos tacharían de egoístas? Quién sabe...pero ¿realmente importa?
¿Pensar es bueno o decididamente es malo?¿No sería mejor ser irreflexivo y actuar de forma impulsiva, basándonos en nuestros deseos más profundos sin sentir la necesidad de analizarlo todo...hasta el más mínimo detalle?
Existe gente así, a veces la envidio, pero pensar me produce tanto placer, como malestar, en muchas ocasiones. Placer o malestar, hace que me sienta viva, activa...consigue que aprenda y que experimente más allá del plano físico, dándome cuenta de que la experiencia no es realmente pasar por malos ratos, sino que son los posos que quedan en mí después de esos malos instantes. Y cómo no, los residuos de los buenos momentos, que sin duda alguna me provoca dedicar mi tiempo a pensar.
La verdad es que pienso demasiado, pero eso sólo me pasa por pensar.

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