(Simplemente me gusta, ¿qué más puedo decir?Quizás que me parece sublime, pero puede que yo no sea una gran entendida en poesía...sólo entiendo de versos que me transmiten y los que me dejan indiferente -algo es algo-; y éste no me deja indiferente, más bien todo lo contrario)igual que una puerta.
Aquel que ya la ha cruzado
clava sus ojos en otros y vuelve
a sentir el milagro y tomar
parte en la vida.
¿Quién diría, al verlo, que ese hombre
duerme mal en la noche y quisiera dormirse
como la tierra reseca tras jornadas de lluvia?
Nadie, entre aquellos que van y vienen,
percibe que ese hombre es adicto.
Adicto a imaginarte en su vigilia.
Adicto a tu voz y tus silencios.
Adicto a tu cercanía y tu distancia.
Adicto al cuerpo que acercas o rehúyes.
Adicto a tu dulzor y tu amargura.
Adicto a tu boca y tu saliva.
Adicto a tu sabor, adicto a tu aroma.
Adicto a ti y a ser adicto.
Y a querer que su adicción no tenga cura.
(Juan Ramón Mansilla)

1 comentario:
Un amigo mío escritor te diría que los versos no transmiten ni dejan indiferente, ningún texto literario lo hace, sea en verso o en prosa. No tiene esa capacidad. Diría que la que hace o siente al leer eres tú, al recibir y recrear las palabras según tus emociones, tus experiencias, deseos y anhelos.
A mí también me ha llegado... o yo he llegado a él. :)
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