domingo, 15 de junio de 2008

Adicto

(Simplemente me gusta, ¿qué más puedo decir?Quizás que me parece sublime, pero puede que yo no sea una gran entendida en poesía...sólo entiendo de versos que me transmiten y los que me dejan indiferente -algo es algo-; y éste no me deja indiferente, más bien todo lo contrario)
Cada día se abre de par en par
igual que una puerta.
Aquel que ya la ha cruzado
clava sus ojos en otros y vuelve
a sentir el milagro y tomar
parte en la vida.
¿Quién diría, al verlo, que ese hombre
duerme mal en la noche y quisiera dormirse
como la tierra reseca tras jornadas de lluvia?
Nadie, entre aquellos que van y vienen,
percibe que ese hombre es adicto.
Adicto a imaginarte en su vigilia.
Adicto a tu voz y tus silencios.
Adicto a tu cercanía y tu distancia.
Adicto al cuerpo que acercas o rehúyes.
Adicto a tu dulzor y tu amargura.
Adicto a tu boca y tu saliva.
Adicto a tu sabor, adicto a tu aroma.
Adicto a ti y a ser adicto.
Y a querer que su adicción no tenga cura.

(Juan Ramón Mansilla)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un amigo mío escritor te diría que los versos no transmiten ni dejan indiferente, ningún texto literario lo hace, sea en verso o en prosa. No tiene esa capacidad. Diría que la que hace o siente al leer eres tú, al recibir y recrear las palabras según tus emociones, tus experiencias, deseos y anhelos.

A mí también me ha llegado... o yo he llegado a él. :)