¿Qué ocurriría si un día amaneciésemos con los labios cubiertos de azúcar?Sería inevitable desear aún más los labios de la persona que tienes al otro lado de la cama para descubrir el sabor que ese azúcar adquiere sobre su piel...
Pero ¿y los que amanecen solos? Sin beso y con azúcar. No queda más remedio que sacar la lengua y pasearla entre los dulces granitos e imaginar lo que pudo haber sido y no fue.

2 comentarios:
Siempre nos quedarán los zumos, la mermelada de melocotón, el azucar moreno o la miel en la tostada... prefiero eso, a saborear unos labios de azucar al despertar, pero con un rostro de amargura....
Te noto con cierto resquemorcillo. Que nadie habla de rostros amargos, sólo de labios azucarados.
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